El Miércoles pasado, la niña Kailyn cuando se despertó trato de ponerse de pie, pero se derrumbó. Su madre, Jessica Griffin, no entendía qué ocurría. ¿Qué ocurría con su pequeña? ¿Estaba aún cansada? ¿Tenía las piernas dormidas?
Jessica continuó preparando a a la niña para seguir con día, la vistió y peinó. Fue en ese momento cuando vio que la niña tenía una enorme garrapata aferrada a su cuero cabelludo con la sangre de Kailyn.
Enseguida pensó que esa era razón de la parálisis de su niña. Le arranco el insecto, y lo colocó en una bolsa plástica, y se la llevo al hospital. Los médicos le informaron que se trataba de una poco frecuente parálisis provocada por la garrapata.
Segun la Fundación Estadounidense de la Enfermedad de Lyme, las parálisis por garrapatas son causadas por las hembras que están a punto de colocar huevos. Al beber la sangre donde se encuentra, segrega una neurotoxina, lo que puede derivar en la parálisis.
«¡Después de unos análisis de sangre y una tomografía computarizada de la cabeza la diagnosticaron con una parálisis de garrapata! ¡Por favor, por el amor de Dios, revisen a sus hijos por garrapatas! ¡Es más común en niños que en adultos!», expresó Jessica en su perfil de Facebook al contar la historia.
Según los expertos, los síntomas en las víctimas de garrapatas suelen aparecer entre cinco y siete días después del «ataque», dificultando la movilidad de los músculos de la cara y la lengua. Por eso a la pequeña le costaba hablar.
Según The Washington Post, este tipo de parálisis suele ser mucho más frecuente en animales. Luego, en niños. Pero sobre todo, niñas, por el largo de sus cabellos, donde el insecto encuentra un cómodo y plácido refugio para chupar sangre.

La recuperación del paciente suele ser -por lo general- inmediata. Al día siguiente del descubrimiento, Kailyn estaba como siempre. «¡Miren quién está caminando en el hospital! ¡Todo volvió a la normalidad!», indicó Jessica.