Una investigación, realizada por la Universidad de Oxford en colaboración con otros centros británicos y europeos, demuestra que al menos diez de las 25 personas cuyo cráneo fue analizado no vivían en Stonehenge o sus cercanías antes de su fallecimiento.
El equipo de Christophe Snoeck utilizó la datación con radiocarbono junto con una nueva técnica basada en el análisis de la composición de isótopos de estroncio para determinar el origen de los seres humanos sepultados.
Los expertos concluyeron que al menos parte de esas personas procedían del oeste de la isla de Gran Bretaña -el oeste de Gales-, el mismo lugar de donde se cree que vienen las piedras que se usaron en los inicios de la construcción del famoso monumento del año 3100 AC.
Se cree que las personas que las trasladaron murieron y acabaron enterradas en Stonehenge o algunos de los restos mortales quemados pudieron ser transportados ya desde el oeste de Gales, donde habrían sido soterrados en un primer momento.
El nuevo análisis con técnicas más avanzadas publicado, indica que el origen de muchas de estas personas era la región occidental de Gran Bretaña, lo que confirma además que durante el neolítico tardío hubo migraciones desde esa zona hasta la antigua región de Wessex, hoy Wiltshire.
Los científicos señalan que la nueva técnica de análisis de isótopos de estroncio, cuyos trazos parecen quedar sellados por el calor, permitirá volver a analizar restos ya excavados de diferentes colecciones arqueológicas.
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