Nuestras lágrimas son en su mayoría agua salada, pero contienen una variedad de sustancias, que incluyen enzimas, aceites, anticuerpos, hormonas e incluso analgésicos naturales que el cuerpo libera bajo estrés. Cada uno de estos parece afectar el detalle.
¿Cuántas veces nos sorprendemos a nosotros mismos sollozando cuando miramos una película, aunque sea de personajes animados?
Charles Darwin sostenía que las lágrimas psíquicas o las que responden a la emoción, no tienen ningún propósito. Para él, las lágrimas en general tenían un sólo propósito: proteger el ojo. Sin embargo, Claudia Hammond, autora del libro «Emotional Roller Coaster» o «Torbellino Emocional», señala que hoy en día los psicólogos piensan que las lágrimas psíquicas sí tienen un propósito, aunque hay un debate en relación a cuál exactamente es.
«Muchos psicólogos piensan que es una forma de comunicación y que si lloras, usualmente la gente simpatiza contigo, o si te están maltratando, llorar les hace saber que están yendo demasiado lejos», explica Hammond, de la Unidad de Ciencia de la BBC. Según una investigación, sollozar tiene efectos inmediatos en el cuerpo. «Todo nuestro cuerpo siente el efecto, los latidos del corazón se aceleran, las venas y arterias se dilatan, el cuerpo suda más y el ritmo respiratorio se desacelera», señala Adam Rutherford.
Todo esto ocurre porque el sistema nervioso simpático, el mismo que nos prepara para la acción o que responde ante una amenaza, se activa en respuesta al estímulo. Las investigaciones también dicen, que hay razones culturales que también determinan cuánto lloramos. Las mujeres lloran 5,3 veces en promedio por mes y los hombres 1,3 veces por mes.
Una buena llorada tiene efectos positivos en la salud mental.