La crisis de los niños migrantes en la frontera sur de Estados Unidos ha llevado a la primera dama, Melania Trump, a romper su habitual silencio y a opinar sobre una de las cuestiones más calientes de la política nacional. La esposa del presidente de Estados Unidos ha expresado a través de su portavoz su rechazo a la práctica de separar a padres y niños migrantes indocumentados cuando tratan de entrar al país de forma irregular, pero ha pedido medidas a «ambos lados».
“La señora Trump odia ver a niños separados de sus familias y espera que ambos lados del arco político se pongan de acuerdo para lograr una reforma migratoria satisfactoria. Ella cree que necesitamos ser un país que siga todas las leyes, pero también un país que gobierne con el corazón”, señala el comunicado de Stephanie Grisham, directora de comunicación de la primera dama, remitido a la cadena CNN.
Divididos, los republicanos parecen estar listos esta semana para presentar dos propuestas de ley: una que satisfaga a su ala dura y la otra que intente reconciliar a moderados y conservadores, pero que incluye las demandas de Trump, especialmente el desembolso de 25 mil millones de dólares para la construcción de un muro en la frontera con México.
Ese texto incluiría una enmienda que asegure que «los menores acompañados aprehendidos en la frontera no serían separados de sus padres», según una fuente republicana.