La influencia de la familia es de vital importancia
Los comportamientos violentos en los niños pueden ser normales solo hasta determinado punto cuando se habla de desobediencia y rebeldía, pero en el momento en que esa agresividad es desmedida y en el niño existe una intención real de hacer daño físico o psicológico a otra persona, ya se habla de un problema serio que es mejor identificar y corregir a tiempo.
Hasta los dos años se puede considerar «normal» que un niño muerda, rasguñe o empuje a sus compañeros como una manera de juego, de reconocimiento y de demostración de impulsos.
Pasado ese tiempo, si se presentan los siguientes comportamientos es un signo de alarma que no puede dejarse pasar por alto.
juega muy brusco con los niños
lanza patadas y golpes que realmente pueden llegar a lastimar a la otra persona
trata a sus juguetes con violencia, o incluso, hace que los muñecos con los que juega se comporten como él lo haría
organiza peleas fuera de control con ellos.
Se interesa de más por los juego o videojuegos con cierto grado de violencia.
Se enojan con facilidad y explotan de una manera desmedida.
Si los padres detectan algunos de los comportamientos anteriores, el primer paso es intentar hablar con sus hijos demostrándoles por qué es mejor que moderen sus impulsos. En caso de que esto no funcione, la ayuda de un especialista siempre será la mejor opción para evitar un futuro desagradable.